lunes, 12 de octubre de 2009

¿CÓMO EVITAR INVOLUCRARSE EN UNA RELACIÓN DE VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO?

Por: Ivonne Acuña Murillo

Muchas son las señales que un hombre o mujer, sin importar su edad, debe saber reconocer para evitar involucrarse en una relación violenta, he aquí algunas de ellas: 

  • Te hace esperar desde las primeras citas, sin que parezca importarle.

  • Te deja plantad@ sin previo aviso.

  • No te presenta con sus amig@s y te hace a un lado cuando habla con ell@s.

  • Habla con otras personas de lo que hace contigo.

  • No te acompaña a tu casa aunque sea tarde.

  • Se enoja sin motivo contigo o con alguien más.

  • Apenas llevan unos días saliendo juntos y ya critica tu forma de vestir, hablar, pensar, a tus familiares y amigos.

  •  Te invita a salir y tú acabas pagando todo la mayoría de las veces.

  • Te hace sentir que te hace el favor de andar contigo, pues tiene muchas personas esperando por él o ella.

  • Te informa de alguna manera que no estás a la altura de lo que su madre o padre quiere para ella o él.

  • Se molesta cuando hablas con tus amigos.

  • Te calla cuando vas a dar tu opinión, sin importar si están solos o con amigos o familiares.

  • Te miente al menor pretexto.

  • Un día es amoros@ y al siguiente te maltrata. Si te enojas se disculpa y vuelve a hacerlo días después. Si no le dices nada deja pasar la situación como si nada.

En seguida encontrarás un ejemplo de una situación en la que aparece claramente el inicio de lo que podría convertirse en una relación violenta y la manera de resolverlo.

"Tuve una experiencia con un hombre con quien me fui a México. Un día es el Príncipe Azul y lo pasamos estupendamente juntos, y después, sin el menor aviso previo, el señor se transforma en un monstruo. De pronto decició que yo le había dado demasiada propia al taxista y empezó a vociferar en plena calle. No sé por qué se creyó que podía salirse con la suya con ese tipo de cosas, pero, en todo caso, se equivocó al elegirme a mí. Le dije que no iba a aguatar semejante tratamiento y que si me salía otra vez con eso, me iría. Bueno, pues entonces se pasó uno o dos días hecho una seda, pero después volvió a empezar, y me fui".
(Susan Forward, Cuando el amor es odio. Hombres que odian a las mujeres y mujeres que siguen amándolos, México, House Mondadori, 2006: 53).

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